Ingredientes:
- Una medida de sal.
- Dos medidas de harina.
- Agua.
Elaboración.
Las medidas son un poco orientativas. Después de varias prácticas con esta masa la mejor opción para mí es la siguiente:
Partiendo de las medidas iniciales, diluir la sal en el agua que previamente habremos calentado un poco. Procurar que se diluya la mayor cantidad de sal posible, teniendo en cuenta que el agua tiene un límite de disolución, se satura*.
Una vez que empieza a quedar sal que no puede disolverse colamos el agua para que no haya restos de granos de sal y en este agua vamos incorporando la harina poco a poco hasta obtener una masa moldeable que no se pegue en las manos.
*Saturación:
La sal, en efecto, se disuelve en agua. Sin embargo, hay un límite máximo de concentración de sal que puede contener. Cuando la concentración de sal alcanza su máximo, el agua salada se ha saturado, lo que significa que el contenido de sal en el agua es tan concentrada, que no queda suficiente agua como para disolver más sal. Y ese sería el único caso en el que la sal no se disuelve en agua.
Truco para obtener masa de sal de colores.
Muy sencillo. De la masa inicial separe varios trozos según el numero de colores que quise obtener.
En cada trozo puse unas gotas de pintura acrílica según el color que quise obtener. La cantidad de pintura depende de la intensidad del color que queramos.
Como conservar la pasta de sal:
Se conserva muy bien si la envolvemos en papel film plástico procurando reservarla lo máximo posible de contacto con el aire. Una vez envueltas meterlas en un bote de cristal o un envase plástico en un rincón de la nevera. Aguantara mucho tiempo.
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